EL ESTRATEGA
Erico, el rey de suecia en 970, gobernó junto a
su hermano Olof hasta que este falleció, pero no detallan las crónicas el
trastorno que le supuso tamaño contratiempo. A él lo que realmente le entretenía
y le daba mucha paz interior era atender la huerta que había detrás de palacio,
rebosante de frutales y hortalizas. Era Olof el encargado de emprender las
guerras hasta que un día, mientras talaban unos pinos para hacer más barcos, le
cayó un tronco encima y le aplastó el cráneo.
—Qué faena —se lamentaba Erico mientras le
ajustaban la corona a la cabeza.
Lo de seguir construyendo buques le era tedioso
a más no poder, hasta que se le ocurrió incorporar su pasión, la alimentación
sana, a las expediciones. Cinco raciones de fruta y verdura para cada grumete,
cada día, les aportó tanta energía y vitalidad que así lograron ampliar
muchísimo las fronteras.