ARRIBA, ABAJO
«Lo importante es tener salud» se dice
Paqui mientras, en una pausa que hace junto a la máquina de café en el piso
cincuenta del rascacielos donde trabaja, se clava los dedos en las lumbares
para aliviar el dolor y gira el cuello a ambos lados para desentumecerlo; lo
vio en la tele en un programa de yoga. «Incluso las butacas de la sala de
espera son más mullidas que mi sofá, que hasta hay para dar a un botón que te
alza los pies. Y los cristales se limpian solos, porque es un edificio inteligente
no, lo siguiente», piensa admirada, recordando las cagadas de paloma en sus
geranios y ventanas.
Por todo ello, mientras pasa la fregona y mira
el cielo, sueña con que el Jonathan termine la ESO, que a ingeniero o
arquitecto fijo que no llegará, pero al menos que tenga la oportunidad de
levantar el vuelo.