CUENTOS
DESDE LA CHARCA
―Niños, escuchad…
«Antes de dejar el biberón, el abuelo me
llevaba de paseo todas las tardes al río.
―¡Brrooompssspuuck!
―¿Qué
dice mi nena? ―me preguntaba mientras
echaba pan a los patos―. Mira, así, en trocines, ¿ves? Para que
no se atraganten.
―¡Agaagapuuck! ―chillaba yo señalando con mi puñito un
chapoteo en la orilla.
―¡Anda!
¡Si es una ranita! ―El
abuelo sujetaba entre sus dedos un batracio resbaladizo y lo acercaba a mi cara
para que lo viese bien―.
¡Ya verás cuando se lo contemos a la abuela!
Entonces
dejaba la ranita en la charca, con sus amiguitas las otras ranas, y volvíamos a
casa. Con mi lengua de trapo, le contaba todo a la abuela “¡assbispuuck!”, mientras ella me hacía dos coletas».
Manu y Kepa palmoteaban
entusiasmados desde sus cunas cada vez que su mamá, Puck, inventaba cuentos
para ellos.
(Dedicado a Mar González Mena, «Puck»)