viernes, 30 de octubre de 2015

David contra los Goliat

DAVID CONTRA LOS GOLIAT

Repartió mandobles a diestro y siniestro hasta descoyuntarse el hombro. Al principio, con la ayuda de su escudero. Pero cuando este huyó espantado continuó solo, sorteando como pudo los cañonazos del enemigo; estaba decidido a sacrificarlo todo por defender el honor de su gente. Durante el combate, resistió días de emboscadas y noches en vela, protegiendo su aldea, y en algún momento, vitoreado por sus fieles seguidores, creyó haber neutralizado el avance de aquellas tropas sobradas de munición. Pero todo fue en vano.

Una mañana, mientras cambiaba las vendas de sus heridas, no escuchó el silbido del sable que le seccionó el brazo derecho. Derrotado, el aguerrido cabecilla griego cayó de rodillas al suelo y su pueblo fue vilmente sometido por el ejército de gigantes, liderado con mano de acero por una guerrera teutona.