domingo, 16 de mayo de 2021

Los viejos tiempos

LOS VIEJOS TIEMPOS

Merienda de chocolate y pan o de Bony, Pantera Rosa y Bucanero. Los «¿queda mucho para llegar?», y los «me hago pis, me mareo», repetidos por turnos por los cuatro hermanos. Sorbitos a las Fantas compartidas, para que nos durasen más, hasta beber el último trago del tiempo. Codazos, peleas, «el Veo, veo», las canciones de Parchís y los payasos de la tele en el abarrotado asiento trasero, y cómo no, el «¡Cumpleaños feliz, mamá!», un año más, por supuesto. Ir a sesenta, adelantar un tractor, llegar dos horas después sudorosos del paseo y aparcar el Seat 600 que nos prestaban ese día en el geriátrico. Salir como a presión uno tras otro por la puerta del conductor, y pasar a mamá del asiento del copiloto a la silla de ruedas que tenía preparada un celador. Enjugarle las lágrimas, sentir emoción por su mirada de agradecimiento, despedirnos hasta la siguiente vez, darle muchos besos. Y finalmente regresar a nuestros coches con un nudo en el pecho para, lo primero que hacer, encender nuestros móviles y tabletas, responder los mensajes pendientes, poner caritas y emoticonos, abstraernos en nuestro universo.