EL TAPARRABOS
Fueron siete las expediciones que hizo Juan de la Cosa al Nuevo
Mundo, pero como si hubieran sido cincuenta: el equipaje lo hacía siempre su
mujer.
—Recuerda cambiarte el calzoncillo cada día. Los sucios los vas
tirando —repetía, mientras doblaba docenas de ellos en el fondo del arcón—. Si
tienes un accidente o algo, que te vean con la muda limpia.
Al cartógrafo no le quedaba otra que asentir mientras hacía sitio
a los lápices de colores y los rollos de pergamino en blanco, que luego enviaría
a los reyes Isabel y Fernando con el mapamundi del Nuevo Continente.
En él iba dibujando las Antillas, las costas de Haití, el río
Orinoco, el norte de Brasil. Lo decoraba con rosas de los vientos, banderas,
barcos, reyes y personajes bíblicos. De lo precioso que le estaba quedando, le
premiaron los Reyes con el título de Gobernador de Nueva Andalucía, pero cuando
iba a tomar posesión del cargo, murió atravesado por unos dardos envenenados.
Al despojarle de los ropajes, los nativos se probaron divertidos
las mudas que llevaba de repuesto, y les pareció muy práctico para no llevarlo
todo colgando.