domingo, 16 de mayo de 2021

Alemania

ALEMANIA

Sacude alfombras, barre cuartos, friega las baldosas del baño. Y todo lo hace cantando, pero solo por mitigar el dolor que tiene en el pecho, por reprimir el llanto.

Son las mismas coplas con que su abuela, allá en su pueblo del mediterráneo, espantaba la soledad de sus últimos años. Pese al cielo plomizo y acerado que día tras día descarga su furia sobre esta ciudad gris, ella entona su canto. Los grajos que anidan en los tejados enmudecen, el canario que trajo consigo de España tuerce el cuello y la mira, callado.

Desde otro de los barracones surge, algunas mañanas, una voz masculina que junto a la suya se eleva bien alto e inician una danza, a lo agarrado. Suena el estribillo alegre, y ella siente como si bailara en el aire con aquel extraño. Son sus instantes de felicidad, hasta que regresa Paco de la fábrica agotado, amargado, tachando un día más del calendario. Un día menos, aunque aún falte tanto.

Los domingos, se juntan todos los obreros a comer paella y tortilla de patata y ella, notando el rubor de sus mejillas, le busca en los ojos de cada uno de sus paisanos.