domingo, 16 de mayo de 2021

Clemencia

CLEMENCIA

Me resultaba familiar el tipo que esperaba empapado en la cola donde estaba dedicando ejemplares de mi último libro. Cuando llegó su turno se me acercó sin nada para firmarle, se subió las mangas y me mostró unos cortes recientes en las muñecas.

—Dé-dé-déjeme vivir. Pi-pi-piense en mi ma-madre enferma, so-so-soy lo único que tiene —dijo implorante.

Mientras recogía en la librería caí en que era László, el amante tartaja del comisario de mis novelas. La verdad, me conmovió. En cuanto llegara a casa reescribiría el primer capítulo de la siguiente entrega, y le sacaría vivo de aquella bañera.