VACACIONES EN PARÍS
¿De qué te quejas, Domitila?,
se repite Domitila asomada a la terraza de la suite del Hotel Ritz. El
matrimonio para el que sirve se ha llevado a los niños a Disneyland y le han
dado la tarde libre, pero sin consultarle si era lo que ella quería. De hecho,
no se le ocurre qué va a hacer con tantas horas por delante, porque las maletas
las deshizo nada más llegar y toda la ropa se halla bien ordenadita en
armarios, cajones y perchas. Así que a ver con qué se puede distraer.
Pasa el dedo por encima de los
aparadores, pero ni una mota de polvo; la tarima de parqué reluce de una manera
insultante, las cortinas están planchadas y almidonadas. Se arrodilla para
comprobar lo que ya se imaginaba: ni una pelusa, ni una triste pelusilla, se ha
quedado sin quitar de debajo de las camas.
Entra en los dos aseos y, cómo
no, todo está a estrenar: el jabón líquido, la pasta de dientes, el gorro de
ducha, el peine, el champú… todo, todo en botes de plástico nuevos. Los
inodoros no le hace falta examinarlos, ya se fijó nada más entrar que estaban
con unos precintos. En fin, que hasta las flores de los jarrones que hay por
las mesillas son frescas y huele todo superbién.
Total, que Domitila se siente
como pez en el agua pero al revés: incómoda, disgustada, aburrida. Desde su
posición privilegiada, con la ciudad a sus pies, observa el tumulto de ahí
abajo, pero ni se le ha pasado por la cabeza salir a la calle a dar una vuelta
por Montmartre, tomar un café au lait, mirar escaparates en los Campos Elíseos,
hacer fotos a la Torre Eiffel o entrar a
un museo. «A ver
si te vas a perder, que tú eres de pueblo», se dice un poco más animada,
pues se ha quitado la ropa de calle y se ha puesto la bata de lunares flamencos
y unas pantuflas a juego que compró antes del viaje en un mercadillo. Y es
verse en el espejo y sentir que todo está en orden. «Como
en casa, en ningún lado», piensa, tras luchar con el mando a distancia y encontrar una
telenovela venezolana en el canal internacional. Va de malentendidos, de
desamores, las cosas que a Domitila le entretienen bien.