domingo, 16 de julio de 2023

Uña y carne

UÑA Y CARNE

Lo raro habría sido ver a las dos hermanas Miller bebiendo apaciblemente una limonada fría en el zaguán del rancho o saliendo a pasear junto a los maizales mientras charlaban de sus cosas. Desde bien pequeñas, lo habitual era encontrárselas empujándose en los columpios del parque, engarradas sobre el césped tirándose de los pelos o llamándose mema o mamarracha. Peleaban a todas horas, siempre pretendiendo ser mejor que la otra. En lo que fuese. Creen sus padres que esta rivalidad les viene desde el útero materno, cuando crecían los dos fetos de una manera tan desigual que Mary, la primera en venir al mundo, pesó casi cuatro kilos al nacer mientras que Alice se quedó en uno ochocientos y tuvo que permanecer unas semanas en la incubadora. Ahora bien, que nadie piense que pese a sacarle Mary una cabeza a la hermana ganara siempre todas las trifulcas. Lo cierto es que en general van a moretones y arañazos bastante igualadas. Menuda es Alice y cómo se las gasta.

Pero a pesar de tanta hostilidad, ambas son inseparables. Han dormido siempre en la misma habitación, han compartido pupitre en todos los cursos del High School y actualmente se encargan de atender a los animales del rancho. Diez vacas, una yegüa a la que se pelean para cepillar o montar, dos gorrinos y un corral lleno de gallinas y patos. La última enganchada la han tenido hace nada, a cuenta de una apuesta que echaron. Que si esos huevos son de gallina, decía Mary, que si son de pato, aseguraba Alice, y como no podía ser de otra manera, en cuanto han eclosionado, han comenzado a liarse a bofetadas.