domingo, 16 de julio de 2023

Selección natural

SELECCIÓN NATURAL

No bastó con que las diarreas se cebasen con los más pequeños, segando la vida de más de la mitad de ellos. Las nieves duraban demasiado, se les acababan las provisiones, no podían salir a cazar ni a recolectar y el número de habitantes de la caverna no paraba de crecer. Normal, ¿qué otra cosa podían hacer durante aquellas noches de intenso frío más que arrimarse bien para que no se les escapase el calor?

Llegó un momento en que la situación se tornó dramática. Fue cuando una mamá descubrió horrorizada a un niño de cinco años mordisqueando la pantorrilla de su bebé.

Canibalismo no, esto no puede ser murmuró el chamán de la tribu, retirándose al fondo de la cueva a consultar con los dioses.

Cuando regresó, ya tenía tomada una decisión: había que hacer recortes en la población más numerosa e inútil: los niños. Los sacrificios humanos eran cosa de un pasado cruel, entonces, ¿cómo hacerlo? ¿Dejar a este, condenar al otro, en base a qué? ¿Es mejor que muera fulanito, salvar a menganito? Los moradores de la gruta, casi todos con una extensa prole, se rascaban la cabeza sin saber qué hacer.

Pero el chamán sí lo sabía. Llevarían a los niños a jugar cerca de la orilla del río, y cuando anocheciera y las bestias bajaran a beber, se iniciaría la carnicería y la desbandada, logrando ponerse a salvo tanto los más fuertes y veloces, futura mano de obra de la tribu, como los más inteligentes, futuros estrategas, aquellos que mantuviesen la cabeza fría y supiesen esconderse bien.