EL PEDIDO
—Lo
que usted diga, doctor Frankenstein. Sí, he tomado nota de todo: un serrucho,
pegamento, un cúter, una caja de tornillos… Mañana lo tiene. Ah ¿que lo
necesitaba para hoy? Rediós, qué prisas. No, nada nada, que sí, que esta misma
tarde se lo acerca mi mujer. ¿Cómo que lo quiere para ya? Imposible, el mozo ha
salido con los recados y estoy solo en la tienda. Pues hombre, si tan mal huele
en su casa abra las ventanas, ¿no? De acueeerdo… después de comer yo mismo se
lo llevo. Sí, hombre, sí, no me olvido de apuntar también dos garrafas de
ambientador.