domingo, 9 de noviembre de 2014

Lapidación

LAPIDACIÓN


El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Los apretó fuerte, muy fuerte, hasta dolerle toda la cara. Cuando cesó la lluvia de piedras sobre el cuerpo de su dueña, los volvió a abrir, pero no consiguió ver nada detrás de aquella cortina roja.