domingo, 2 de noviembre de 2014

Insomnio

INSOMNIO

Esperó hasta dormirse y soñó con otra Navidad. Tardó unos minutos en acomodarse sobre el colchón mientras recordaba a su marido escupiendo por la ventanilla del coche, costumbre que repetía cada vez que se tomaba unas copas de cava en casa de sus suegros. «Si tiene que escupir, que lo haga. Lo único que pido es que se ahorre el gorgoteo».

Cuando sonaron cuatro campanadas en el reloj de pared de los vecinos, escuchó unos balidos apremiantes al pie de su cama y se dio cuenta de que el sedante no había hecho efecto. Entonces asumió, resignada, que tendría que contar ovejas otra noche más.