SIN
ACRITUD
Tras varios meses de
angustiosa espera y el ingreso en el hospital, Diego se llevó a su mujer y al
pequeño Hugo, ya bastante recuperado de la operación, a Benidorm, donde habían
pasado su luna de miel. El primer día de playa, cuando salía de darse un
chapuzón, vio cómo ella besaba cariñosamente al socorrista.
Jamás preguntaría por qué
aquel tipo, cuya cara le resultaba tan familiar, tenía esa cicatriz en un
costado.