TANATOPRAXIS
Inmediatamente pedí que
cerraran la tapa del ataúd y, horrorizado, puse en el regazo de mi suegro la
fotografía de sus Bodas de oro, la que siempre llevaba a todas partes y con la
que había pedido ser enterrado. Pero justo en ese momento vi a mi sobrino pequeño
encaramado a un lateral del féretro.
—¡Tío Guillermo! —chilló
el pequeño tirando de la peluca color gris—. ¿Qué hace el abuelito Cruz
disfrazado de señora?