domingo, 12 de noviembre de 2023

Suite nupcial

SUITE NUPCIAL

«¡Qué cosquilleo más delicioso en el cielo del paladar!», sonríe Camille mientras da un sorbo a la copa de Dom Perignon. Después la posa en la bandeja, se sienta sobre la cama de dos metros bajo el tul del dosel, coge uno de los bombones Cailler, retira delicadamente el envoltorio verde y plata y le da un mordisco. Y es tal la explosión de placer, con el licor de cereza mezclándose con el del chocolate que se funde en su boca, que cierra los ojos para disfrutarlo mejor y se deja caer sobre la colcha, cubierta de claveles y de rosas y de orquídeas y de peonias. Y como no podía ser de otra manera, con la tibieza de los pétalos acariciándole los brazos desnudos, la fragancia de las flores, el sabor de los productos gourmet y el confort del colchón viscoelástico, se queda medio dormida, con expresión de placer, soñando con un riachuelo, unos nenúfares, unas campanillas, vamos, el mismísimo paraíso… hasta que sobresaltada grita «¡ay, me ha picado una avispa!», y se incorpora de un salto. Pero no es una picadura, no, sino un pellizco de Marie, la otra camarera de piso, «así no duras ni dos días aquí», le advierte, mientras se termina lo que queda del bombón, recoloca las flores de la cama y se lleva a rastras a una todavía aturdida Camille a continuar con la siguiente habitación.