INTRUSISMO
—Usted es
el primero que la abre, ¿y dice que no quiere pedir ningún deseo? —El genio se
daba golpecitos en la sien con el dedo índice mirando atónito a aquel hombrecillo
que masticaba una manzana tras otra. Se rascó pensativo una oreja; este primer
fracaso supondría una mácula en su incipiente carrera como personaje literario.
Tras observarle un rato, se le ocurrió una idea.
—Le
proporcionaré una compañera virtuosa… y sin que tenga que sacrificar ninguna
costilla. ¿Qué dice?
—Que se ha
confundido usted de fábula, amigo. —Y con las mismas le empujó dentro de la lámpara
y la cerró con un tapón.