viernes, 15 de junio de 2012

Mil cuentos

MIL CUENTOS

Dado que ni los propios ciudadanos parecían percatarse del alcance de las nuevas medidas adoptadas por el consejo de jerarcas, un grupo de inconformistas, indignados con el estado de las cosas, ideó un plan para hacer entender a la plebe el abuso a que estaba siendo sometida y, lo que era más grave, las consecuencias que se avecinaban.
Así, inocularon en el acervo popular mil cuentos para explicar el panorama y sacudir la conciencia de un populacho tan pasota.
Proverbios, sentencias, tonadas,… comenzaron a oírse y divulgarse: «la gallina de los huevos de oro», «el cuento de la lechera», «no vendas la piel del oso antes de cazarlo», «poderoso caballero es don dinero», «quítate tú para ponerme yo», «las gallinas que entran por las que salen», «mismo perro con distinto collar», «a buen hambre no hay pan duro»… pero nada; seguían impasibles, asistiendo a las arengas de los provocadores como vaca al tren.
Entonces, algunos insurgentes empezaron a ganar adeptos y antes de que la fiebre se extendiera y descontrolara, las autoridades inventaron el fútbol y la tele.
Y parece que hasta ahora el cuento no les ha ido nada mal, la verdad.