miércoles, 28 de junio de 2017

Zozobra

ZOZOBRA


Antes de imaginarse en vela las interminables noches de sábado esperando el regreso de Dani, «jo, papaaá, ¡todos mis amigos tienen moto menos yooo!», pegado a la ventana, mordiéndose las uñas, escuchando el camión de la basura, viendo aparecer detrás de los edificios de la ciudad las primeras luces del alba, constatando por enésima vez que la cama del chico sigue sin deshacer; antes del pánico a que suene el timbre del portal y suba el ascensor y salga un hombre uniformado y le pregunte si es el padre de Daniel Gómez… Antes de que sea demasiado tarde, se dirige a la habitación donde duerme el bebé, «qué orgullo, ¿eh, Pepe? Es clavadito a ti, a ver si no sale tan calavera», coge el osito de peluche y lo aprieta con todas sus fuerzas. Incapaz de controlar el llanto, despierta sin querer al niño que lo mira gozoso desde la cuna sin dejar de patalear.