VUELA
Fue un presentimiento
desgarrador, una dentellada en el alma. Me temblaba todo el cuerpo ¡pero te
hacía tanta ilusión! Con la nota de Selectividad te daba para matricularte en
Medicina, tu sueño de siempre. Pensabas irte de Interrail con tus amigos y
estar de vuelta en agosto, para ver las lágrimas de San Lorenzo y pedir juntos
mi deseo. El tuyo lo habíamos adelantado dos meses. La maldita moto.
Ahora
pediré sola el mío: que partas ya, hijo querido. Y no temas, no tengas miedo,
porque no soltaré tu mano hasta estar segura de que emprendiste el vuelo.