TODO EN VANO
Vaya tontadas que preguntas, Gonzalo, pues
claro que prefiero estar aquí contigo, tumbados sobre la hierba en la orilla
del río, a la sombra de los chopos, con los pies a remojo, viendo las garzas
volando, los patos nadando, las truchas saltar. No, tampoco a mí me apetece madrugar
mañana y ponerme a hornear pan en la tahona, con el calor que hace aún, después
de estos días de relax. Pero ya sabes que no cuela lo de tu garganta inflamada,
la alerta roja por huracán, que quites las pilas al despertador y menos todavía
que garabatees en el calendario de la cocina un «32» en la última casilla de
agosto.