ESTIGMAS
Se le encogía a uno el alma al oír
sollozar a aquel paciente, sus aullidos eran de auténtico pavor. ―Fíjese ―hipaba muy alterado, de rodillas
sobre la cama, levantándose hasta el
cuello el camisón― en los latigazos de la espalda. Y
mire la llaga que me hicieron con la punta de una lanza ―desvariaba señalándose el costado―. Y estos agujeros ―proseguía, casi ronco, mostrándome la palma de las manos― son de cuando me clavaron a la
estaca.
En medicina lo llamamos síndrome post-UCI.
Ocurre a veces que al despertar del coma sufren alucinaciones y ataques de
pánico. Yo intentaba calmarlo, enseñándole con un espejo el torso, los pies,
para que viera que solo había sido un mal sueño. Pero mientras le enjugaba la
frente empapada en sudor, descubrí espantado una espina clavada en su sien.