SODOMA
EN EL JARDÍN
Mientras suelto las pastillas
en las hierbas altas, acuden bandadas de cuervos a picotearlas atraídos por la
novedad de los brotes azules. Desde que el dormitorio de los dueños enmudeció, las
juergas nocturnas se han trasladado a mi terreno y los ronquidos de estos
gnomos depravados no me dejan dormir. Además, antes de que se levante el viejo
gruñendo y empiece a rastrillar el césped con su bastón, tengo que recomponer el desmadre de barbas y gorros y colocar a cada uno en su
sitio, no sea que nos sustituyan por inservibles. En cuanto empiece el coro de
trinos, les va a estallar a todos la cabeza.