lunes, 26 de diciembre de 2022

La máquina

LA MÁQUINA 

Una tarde al regresar a casa noté olor a quemado. La computadora, que acababa de ganar un importante torneo de ajedrez, echaba humo, así que corrí a llenar un cubo de agua y me acerqué a ella. Estaba agonizando sobre un charco de litio y cables. Limpié el vómito, puse una compresa húmeda sobre la pantalla, le di a cucharadas un caldo de algoritmos y la dejé un rato apagada. Pero después empezó con chantajes y amenazas, y no tardó en exigirme fines de semana libres, vacaciones y días de asuntos propios, porque «seré artificial», dijo, «pero de tonta, nada».