EN
VELA
… ¡Calla y arregla de una vez
la cisterna del váter, que gotea!... ¡Calla y arregla de una vez la ciste…
AAAGGGHHH…!
Elliot se sacude las plumas
pegadas a sus manos y regresa a la habitación de invitados. Echa una última
ojeada a los números rojos del reloj de la mesilla: son las 02:47. Se cubre con
la manta hasta las orejas y emite un sonoro bostezo. «Que no se me olvide
mañana, después de la batida, —se dice mientras cae en el abismo del sueño— acercarme
al pueblo y comprar a tía Dorothy unos peces de colores».