TABIQUES
DE PAPEL
Antes de que vuelva papá el
doctor pellizca en el culo a mamá, que se ríe como las tontitas de mi clase
mientras se abrocha hasta arriba los botones del vestido. Cuando él termina de meterse
la camisa por dentro del pantalón, recoge su maletín, me da unas monedas y me
susurra muy bajito que «es mejor que tu padre no sepa que he venido; se
preocuparía. Además, mamá ya está curada». No diré nada, lo he prometido, pero de
hoy no pasa: en cuanto papá entre por la puerta le preguntaré por qué don
Basilio y yo somos como dos gotas de agua.