BOLETÍN DE NOTICIAS
Salvo cuando hay cortes de
electricidad y para soportar el silencio
que les rodea, el televisor de los Petrov está siempre encendido. Cada
cincuenta minutos irrumpe en todos los canales un militar dando el parte de
guerra y se llena la pantalla de imágenes tremendas: autobuses incendiados, hospitales
sin ventanas, niños con vendas en la cabeza, muertos en las aceras.
En la despensa de los dos
ancianos aún quedan arenques en conserva y mermelada de grosella. Resistirán, dicen,
hasta que acabe la contienda. Mientras, se turnan con el mando a distancia para
no ver los informativos, para no morir de pena.