martes, 14 de junio de 2022

Juegos de niños

JUEGOS DE NIÑOS

Le había prometido Mirta al hijo el regalo que quisiera si aprobaba el curso, convencida de que suspendería. Por eso se le puso esa cara de incredulidad y alegría cuando el niño, que no abría un libro ni de casualidad y estaba todo el día en la calle con los pandilleros, pasándose el balón, oyendo rap o fumando, que aunque él lo negaba ella no era tonta, que le olía el aliento, trajo las notas a casa: todo cincos pelados, pero el año que viene iría al instituto.

Pensaba que le pediría un patinete eléctrico, las zapatillas Air Jordan o un videojuego, pero cuando escuchó lo que quería se le ensombreció el semblante.

El juego de investigador forense o una cartuchera con revólver.

Lo que me faltaba, pensó, mi hijo de bandolero con un arma por el barrio. El dilema estaba entre elegir tener al niño husmeando por el piso en busca de ADN, rascando con el palito el sofá, el mando a distancia, las dos copas de vino de la noche anterior, recogiendo pelos de su almohada, de la toalla de la ducha, sacando sus bragas de la lavadora para recoger restos orgánicos y dibujando el retrato robot de su amigo Antón cada vez que venía a verla, arriesgándose a que se fuese de la lengua cuando el padre volviese el viernes por la noche con el camión… o las dichosas pistolas.

Y eligió, aun sabiendo lo que opinaban las otras madres de los juguetes bélicos.