LA
TRAVESÍA.
Dedicado a Jams.
Seducidos por una invitación a
soñar despiertos, coincidimos un grupo de cuentistas en un claro en «El bosque».
Aquel encuentro entre musgo y hojarasca, hace ahora un año, nos motivó para continuar
juntos por tierra y mar, persiguiendo nuestros sueños. Y así
emprendimos un viaje de nueve meses a bordo de la nave de los microcuentos.
Al timón, el capitán, Jams,
que con brazo firme pilotaba sin perder el rumbo, noche y día, sorteando pequeñas
dificultades. Siempre atento a nuestros temores y dudas, convirtió la travesía en
un auténtico viaje de placer. No hubo tempestades, ni chocamos contra ningún
iceberg; sí avistamos algún barco pirata que intentó el abordaje, pero que
luego quedaría atrás perdido en la inmensidad del océano.
Cada mes atracábamos en
distintos puertos, donde embarcaban nuevos pasajeros con sus maletas repletas
de historias. Los vientos siempre soplaron favorables y, poco a poco, la nave
fue acercándose a su destino, llamado «Estanochetesueño». El sábado 16 de marzo
de 2013 a las seis de la tarde, en una jornada muy emotiva, nos citamos en un
islote y a la sombra de sus cocoteros celebramos nuestra llegada a buen puerto.
Pero este no ha sido el final
del viaje. La mayoría hemos vuelto a liar el petate e iniciado una nueva
andadura, siguiendo la estela del inventor de «Estanochetecuento».