EL HORNO
Solo a las niñas guapas y a
los hermanos que se las presentaban les asignaban tareas fuera del sótano.
Ellas servían café y bollos calientes a los hombres uniformados que desayunaban
allí y a los chicos les dejaban conducir sus furgones para repartir las
mercancías. Al resto, creo que los mandaban a los hornos; a muchos no les volví a ver.
Como tengo las manos finas y
soy habilidosa, me sentaron a una mesa para rematar la producción. Pero el supervisor
ha dejado caer hoy que pronto habrá traslados. Yo al horno no pienso ir, y
menos ahora en verano. Mañana mismo preparo el currículum y lo envío al almacén
de helados.