FESTEJO
Van a
comprarse un vestido nuevo y un helado, y luego ¡a la feria! Sujetando un globo
de Pocoyo, Laurita se monta en la ambulancia del tiovivo. La madre aprovecha
para practicar su puntería en la caseta de tiro. Qué mujer, ni que hubiera
hecho la mili: en un momento ha ganado tres peluches. Se gastan las últimas
monedas en un cucurucho de palomitas y regresan a casa, felices. Mientras la
niña se pone el pijama, ella esconde los muñecos entre sus juguetes, se ciñe el
vestido negro, y hurgándose con la lengua el maíz atravesado en sus encías,
baja al salón al velatorio de su suegra.