RUIDOS NOCTURNOS
«…y el
monstruo peludo huye hacia el bosque con el rabo entre las patas. Y colorín
colorado… ». Lara cierra los ojos para ver bien la escena, pero las
improvisaciones de mamá y su beso frío la han desvelado justo cuando se dejaba
acunar por el relato, así que esta noche se resigna a esperar el tintineo de
las llaves del fantasma, el portazo, los reproches que escupe a gritos, los
golpes y sollozos... Pero antes de eso, un impacto viscoso debajo de su ventana
le ha sobresaltado. Se incorpora y al asomarse, el yogur de fresa de la cena se
le escapa por la boca al ver la bata rosa de su madre estampada en el asfalto.