CUENTOS
A TUTIPLÉN
Érase una vez un pirómano que
incendió el banco que gestionaba, redujo a escoldos los ahorros de miles de
clientes y se refugió de la lluvia de cenizas en su castillo de fuegos
artificiales. Y colorín colorado, diecinueve horas entre rejas después, este
cuento se ha acabado. Qué cortito, ¿no? Si quieren, les cuento el de un yerno que…